sábado, 20 de diciembre de 2014

Fábrica Aromas de Médina

No me quedaba ni un polvorón en casa y llamé a Carmenxu y le dije, abrígate que nos vamos a Médina. Hacía niebla, pero al llegar arriba de Medina empezamos a preocuparnos, más cuando cogimos la carretera donde está la fábrica, no se veía ni torta. Por poco nos la pasamos, parecía que estábamos en Londres. Lo bueno, que no había apenas gente, hemos comprado del tirón y nos hemos evitado las colas que suele haber.



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